Existe hoy en día una idea generalizada que se corresponde con una inmediata realidad y es la profunda crisis en que el arte moderno, o post-moderno como suele llamarse, está sumergido. Los estudiosos la han explicado desde distintas vertientes. Pero la realidad es ésa. Hans Heinz Holz en su libro “De la obra de arte a la mercancía” define tal crisis de la siguiente manera: «El arte ha entrado en una crisis que se diferencia cualitativamente de todas las crisis de estilo acaecidas en el transcurso histórico del arte, porque no se discute ya un estilo, sino, ante todo, la esencia del arte entero hasta hoy día.

El arte hacía ya tiempo que había perdido su originario valor instrumental, su magia, en el sentido más estricto de la palabra. Pero en la actualidad ha sido despojado de su valor informativo, por otros medios más técnicos, para terminar siendo objeto de la pura posesión, como valor de presunción personal decorativa. A esta crisis han contribuido, sin lugar a dudas las nuevas técnicas de producción de imágenes, como el cinematógrafo, la fotografía y el video. Si a ello unimos la cada vez más compleja red de los grupos y de los agentes sociales interesados en la exhibición, distribución, comercialización y consumo de la obra de arte, debemos terminar diciendo que algo sustancialmente cualitativo ha surgido en el mundo de producción artística. El artista ya no es un ser encerrado en su torre o en su estudio, aislado del resto del camino que la obra recorre hasta llegar al comprador. Hay ejemplos recientes que prueban este aserto.

Recordemos, sin más el montaje entorno a la obra y figura de Salvador Dalí. Pero existe otro hecho sociológico comprobado que ahonda, si cabe aún más, las diferencias entre el artista y Obra. Se trata de la explosión cultural de las últimas décadas que ha sido dirigida, por dirigentes políticos o empresariales, al consumo de imágenes artísticas. Reductos artísticos, hasta ahora reservados a las élites, han sido tomados por las masas. Museos, exposiciones, muestras, han sido masivamente visitados, encauzados por los medios de comunicación sociales.

La frustración que la no posesión de obras de arte causaba en el gran público, ha incentivado a los ámbitos artísticos comerciales a intentar ofrecer a ese público, servicios nuevos proporcionados a sus inquietudes.

Si a los renovados mercados de arte, añadimos tratamientos financieros y empresariales, es fácil comprender los perfiles que ahora están configurando los sectores artísticos. Como afirma José Marín-Medina en su prólogo a España, escultura multiplicada, un antiguo director de museo era un exquisito conservador o un gran entendido en arte. Hoy en día debe ser, antes, un gerente o un manager.

¿Cómo establecer relaciones entre el arte y la vida corriente de la sociedad masificada? ¿Cómo llenar las apetencias artísticas de una sociedad de consumo, poco culturizada, pero que había accedido a los circuitos exhibidores de obra de arte?

Aquí surge lo que se ha dado en llamar la producción multiplicada de obra de arte o la obra de un artista seriada. Los defensores de la producción multiplicada de obra de arte se fundamentan en la superación de los círculos elitistas y en el acercamiento entre el pueblo y el arte, sin que la obra de arte pierda su autenticidad o su originalidad. Sólo perdería, en todo caso, su unicidad.

Como ha señalado Holz, ante la demanda actual de obra artística, el problema no se soluciona elaborando originales peores en mayores cantidades… La forma de la obra ha de ser multiplicada, sin merma de su modalidad o condición original.

En efecto, el múltiple o escultura multiplicada no son copias mecánicas de un original, sino originales producidos en serie, con intervención directa del artista que los firma, junto con sus colaboradores de realización, fundidores, etc…

En España comienza a comercializarse el múltiple a principios de los años 60, al decidirse algunos escultores a editar series numerosas de un mismo modelo. Era la respuesta a la demanda social de escultura que, sólo a través de este sistema, podía llegar a estos niveles no elitistas. Es sabido que la posesión de una escultura, como pieza única, escapa a la mayoría, por la carestía de los materiales y del proceso de producción. La escultura ha sido mucho menos codiciada y conocida que otros géneros artísticos. El múltiple abarata los costes artísticos, de producción y de comercialización.

Sin embargo, para reconocerle al múltiple categoría de obra original,es necesario que intervenga en su realización y en su terminación el propio artista creador, con la firma estampada en cada ejemplar, junto con la numeración de la pieza dentro del número total de tirada. Juan Bordes nos resume magistralmente el papel que la obra seriada da juega en la vida de un artista: «La obra seriada en escultura es un apoyo importante para divulgar las ideas del escultor, que tiene una producción mucho más costosa que la del pintor. Realiza el mismo papel que el grabado y las artes gráficas en general, y también, como en éstas, es necesario ajustarse a sus exigencias. Pues las herramientas y los artesanos que intervienen fuera del control del artista se adaptan con más facilidad a una obra geométrica o con poca huella física del autor.

Pero incluso en la producción que supone la investigación más directa del escultor, me interesa una cierta seración para perseguir el perfeccionamiento de una imagen. Es como, la réplica en el proceso del pintor, método, por desgracia, poco habitual, pues pocos buscan “lo perfecto.

Denominación

Pieza única es aquella escultura que se materializa en un solo y único ejemplar.

Piezas originales son aquellas que de un modelo se realiza una tirada entre dos y ocho ejemplares. Múltiple son aquellas piezas cuya tirada está comprendida entre

nueve y setenta y cinco ejemplares. Serie, cuando la tirada es de más de 75 ejemplares.

Con todo, esta nomenclantura no está universalmente admitida conunanimidad. Hay quienes consideran múltiple a las piezas comprendidas entre nueve y cien ejemplares y algunos amplían la cifra hasta doscientos. Y también existen quienes niegan la existencia de esculturas seriadas, aceptando como múltiple todo ejemplar que vaya numerado y firmado por el autor, sea cual sea el número de ejemplares reproducidos.

Historia de una familia

Es la historia fascinante de una familia de industriales captados por el arte. Desde hace treinta años Laureano y Francisco Ponce, en su taller de fundición Magisa, empezaron a trabajar para arquitectos y artistas. Grandes monumentos fueron saliendo de los talleres de Torrejón de Ardoz. Con cuidado artesanal y

siempre al día en cuanto a las nuevas técnicas, se fueron haciendo esculturas de grandes artistas. La escultura de Pablo Serrano de ocho metros de alto en acero inoxidable para la factoría de General Motors en Figueruelas, la gran pieza de gustavo Torner para la Fundación la enorme escultura de José Luis Sánchez para el Ministerio de indústria, el gran mural de Manuel Rivera para el aeropuerto de Barajas.

Con los años se incorporaron al trabajo Guillermo y José Luis Ponce,hijos de Laureano.

En los años setenta surgió la idea de hacer esculturas seriadas y, siguiendo una idea de José María Labra, un grupo de personas, entre las que había nombres tan conocidos como Juana Mordó, Gerardo Rueda, Marita March y Alfonso Fierro, fundaron SERIE. Desde el principio, Magisa se convirtió en proveedor y se empezaron a hacer obras pequeñas de gran calidad.

Cuando problemas de gestión plantearon la conveniencia de cerrar la tienda, el grupo familiar de los Ponce hizo una oferta para hacerse cargo del tema, que fue muy bien recibida por los socios de SERTE.Guillermo y José Luis, con inteligencia y entusiasmo, se pusieron a trabajar en contacto con los artistas para los que ya habían hecho piezas y afortunadamente el éxito les había acompañado. En seis años se lanzaron 150 ediciones, muchas de las cuales están absolutamente agotadas. Nuevos artistas se han ido incorporando a la lista de grandes nombres y hoy grandes escultores españoles. Nombres como los de los super consagrados José Luis Sánchez, Pablo Serrano, Amadeo Gabino, Lorenzo Frechilla, Teresa Iríbar, Oscar Estruge o Ramón Muriedas, por citar algunos, conviven con los más jóvenes que siguen su trayectoria, Juan Bordes, Aura Castro, Carlos Ibarra o Miguel García Delgado.

La inquietud y el buen hacer de Guillermo y José Luis Ponce logró el año pasado que su espléndido stand de ARCO-85 fuese uno de los más admirados y visitados.

La experiencia fue positiva, enriquecedora y sirvió de acicate para no dormirse en los laureles. Inquinos, entusiastas, han consiguieron que la lista de las obras que pensaron en exponer en ARCO-86 fuera impresionante. Berrocal, quizás el más conocido de los escultores españoles contemporáneos gracias a la difusión mundial de su obra, dió a SERIE, por primera vez y en exclusiva, una obra seriada de ciento cincuenta ejemplares, su Guillermo Tell. En SERIE habrá también definitivamente esculturas nuevas de Eduardo Arroyo, Corberó, Marcel Martí, Pablo Serrano, Mueia, Frechilla, Julio López Hernández, Amadeo Gabino, Juan Bordes y Pedro Elorriaga y la impresionante lista fue aumentando.

La escultura seriada en España es ya un hecho artístico y sociológico irreversible y el buen hacer y la inteligencia de unos profesionales están, una vez más, abriendo el mundo a otra faceta del arte español.