Pocos países pueden presentar una nómina de pintores tan brillante y rica como la que ha dado España a la historia del arte: Juan de Juanes, Ribera, Morales, Velázquez, Murillo, Goya, Picasso, etc. Hasta las épocas de máxima crisis espiritual y económica de la historia de España han dado genios de la pintura; se diría que el español es un pueblo destinado a salvarse por la luz, por la plástica, por el vigor de sus gestos. Suele citarse la pintura de Goya como ejemplo de esa fuerza dramática con la que el español se enfrenta en los malos momentos de su destino.
Veláquez y Zurbarán han buscado, en el retrato y en el bodegón, ese esquema elemental de la vida.Porque el genio español siempre persigue la imagen concreta de las cosas, su perfil, su rostro, su dibujo.Cuando el país entra en las vías del dolor y de la decadencia, el español toma sus pinceles y pinta, casi con crueldad, el escenario trágico que le rodea: el cuerpo deforme del enano, el perfil avariento del burgués, la materia pobre del barro… El trato directo con la realidad salva al pintor.Junto al barro, el genio se hace humano; frente al enano o al golfo de los barrios bajos, la pintura se vuelve meditación y crítica.
Pero la pintura no ha sido jamás en España un fenómeno puramente nacional o provinciano.Grandes artistas, como Rubens o El Greco, nacidos fuera de nuestras fronteras, trabajaron en España y encontraron protección en nuestro país.
Los monarcas españoles fueron grandes aficionados a la pintura, hasta el punto que El Museo del Prado debe considerarse patrimonio excepcional de la corona:una colección que pudo reunirse gracias a la afición de los reyes por la pintura.Esa situación de privilegio real coacciona, un poco, las tendencias y directrices de la pintura española.Velázquez no ha retratado jamás a los grandes burgueses o comerciantes que formaban la clientela de Rembrandt y otros pintores europeos.Los artistas españoles pasaban, sin trnasición, de los grandes temas, reales o religiosos, al escenario humilde de la vida cotidiana.Y por eso cuando pintan a un rey o a un santo parece siempre que están buscando, indiscriminadamente, al plebeyo o al ladrón que se oculta bajo su noble disfraz. Y cuando pintan a un bufón o a un mendigo parece que buscan al santo o al noble que se esconde bajo el gesto de la nobleza.
La personalidad de la pintura española, dentro del arte universal, es indiscultible. Muchos de nuestros artistas viajaron por Europa-sobre todo a Italia-para conocer mejor la pintura clásica y ponerse en contacto con las escuelas y tendencias de su tiempo.
La pintura española es una explicación de nuestra historia y del temperamento de nuestro pueblo.
Cuando uno repasa, con ánimoestudioso, esta maravillosa galeria de cuadros, descubre los secretos más íntimos de la vida española.