Habitualmente deben evaluar las características asociadas con diferentes periodos históricos, países o regiones, así como fabricantes o diseñadores específicos. Por ejemplo, en diferentes épocas se han popularizado diversas especies de madera, sobre todo el roble, el nogal y la caoba, lo mismo que ha sucedido con las técnicas de fabricación, como la unión de espigas y la unión de cola de milano. Se pueden averiguar muchas cosas a partir de las diferentes marcas dejadas sobre la madera por el aserrado a mano, el corte de máquina o presencia o ausencia de tornillos y clavos. Las variaciones en el tipo y el estilo de la decoración también son muy significativas, como por ejemplo en las diferencias entre la marquetería empleada a finales del siglo XVII y la utilizada dos siglos más tarde. Pero el coleccionista debe decidir sobre todo, si una pieza es «correcta», lo que supone educar la vista no solo para el detalle, sino también para la proporción del conjunto.
Como se examina un mueble antiguo
A lo largo de la historia, los muebles, los muebles han sido alterados, restaurados, «modernizados», reproducidos o , con mucha frecuencia, falsificaciones. En consecuencias, necesitan un examen más minucioso que ninguna otra categoría de antigüedades.
Siempre ha habido artesanos muy bien versados en el empleo de las técnicas tradicionales que, utilizando herramientas de época, recrearon una pieza de mobiliario antiguo. Inicialmente me sorprendió observar los altos precios alcanzados en las subastas por lotes compuestos por fragmentos de muebles antiguos. Sólo más tarde, tras visitar diversos talleres de «restauración» comprendí lo valiosos que eran esos lotes para los que, sin escrúpulo alguno, alteran el mobiliario antiguo.
Es fundamental aprender a apreciar las proporciones correctas, el color, la pátina, y los métodos de construcción empleados para hacer una pieza genuina. Algunos falsificadores son habilidosos, pero la mayoría recurre a atajos.
La madera y el tipo de construcción empleados deben corresponder al período. Por regla general, el período del roble duró desde los tiempos medievales hasta finales del siglo XVII; el período del nogal en los muebles antiguos abarcó desde h.1690 a h.1735 y el período de la caoba se inició en h.1735. A finales del siglo XIX se utilizaron más las madera exóticas, al tiempo que se volvían a utilizar los chapados el roble y el nogal.
Hasta principios del siglo XVIII, la forma de construcción más corriente se conoció como » de carpintero», que se utilizaba ensambladuras de caja y espiga, sostenidas por tarugos y espigas. Esas espigas se hacían a mano, eran irregulares y los extremos solían sobresalir ligeramente de la pieza.
A partir del siglo XVIII se emplearon más las ensambladuras de cola de milano y de encolado. La madera seguía serrándose a mano y los bordes pueden observarse las marcas rectas de la sierra, como por ejemplo en los cajones. En los muebles hechos a partir del siglo XIX puede verse a veces marcas de corte mecanizado de la sierra circular.
Sospeche siempre de los agujeros causados por espigas, señales de desgaste allí donde no parezca existir una causa genuina, cambios en la dirección del veteado de la madera que no coincidan con el resto de la pieza y las tallas supuestamente originales que no destaquen en la superficie de la madera.
El rechapado es otro tipo de falsificación. Desde el siglo XIX, los falsificadores de mobiliario antiguo han quitado a menudo el chapado antiguo y lo han aplicado a otro mueble, generalmente de roble, no relacionado con el mismo. Los chapados antiguos se cortaron a mano y son gruesos y desiguales. Los posteriores se cortaron a máquina y son más delgados. Compruebe, pues que las grietas de encogimiento de la carcasa se corresponden con los daños similares al chapado.
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